Creo en Dios, padre todopoderoso…
Así comienza ese acto que desencadena dentro del que lo dice, como una cascada… Es una afirmación valiente, es confiar, es admisión; es colocar la confianza en un principio, en algo intangible que se percibe verdadero. Es separador y también aglutinante, pues abre el intelecto y atrae hacia el que lo pronuncia una energía creadora que solo el intelecto puede desencadenar…
¿Por qué separador? Porque define a aquellos que por principio perciben no con los sentidos sino con la sustancia que no es materia, tampoco virtud, que cuesta definir hasta no haberle experimentado; es ese valiente acto de adhesión a una entelequia que no se puede limitar su contenido definido, ni puede ser contenida por la mente pues está más allá del tiempo y el espacio.
Es informe e incorpórea… Es una decisión definitoria que por el resto de tu vida marcará ruta, te dará confianza, compañía en esos momentos de incertidumbre que conoce aquel que ha dudado, pues a través de la duda separa la paja de la mies; pero es aglutinante porque cuando vislumbras la luz de la verdad te unes a ese todo que percibes, pero no puedes contener…
Tiene que ser un acto individual, no puede ser impuesto por un dogma o declarado acto de fe… Esa adhesión ciega no sirve, es caótica y débil, es miedo a lo desconocido… No me refiero a esa espuria realidad del dogma “porque yo lo digo” sino a la búsqueda y a la acción continua de día a día experimentándolo dentro de uno mismo: Es Certeza, es experimentación, que luego se volverá una afirmación… Llegar a ese principio me ha tomado una vida, rompí con el dogma a los diecisiete años, me dieron un premio en Religión, por sacar la más alta nota en Apologética, la defensa de la Religión…
Pero esa creencia de un niño que aprendió el catecismo a los seis años para dar la primera comunión no estaba sustentada; tuve que dudar mucho, para aprender que a Dios antes que creer en él o en ello, hay que aprender a amarlo y lo mejor del caso es que es tan fácil que casi no hay que hacer ningún esfuerzo. Un paso que tu das hacia Dios, él se acerca millones de millas hacia ti…
Amamos a nuestros padres, abuelos, hermanos y a nuestras mascotas… Cuando acaricio a mis perros o a los gatos y veo como ellos me devuelven en esa mirada pura llena de amor incondicional, entonces es que entiendo que así y en otra magnitud es ese amor que se manifiesta a diario sosteniéndome sin yo pedirlo ni merecerlo. Sencillamente mi fe no es necesaria para creer en ese de amor del creador por su creación “Pienso luego existo” dijo descartes… Pero añadió “dudo luego soy” y es través de la duda que el hombre se vuelve creador, crear y creer, es lo mismo… El crear es el otro lado del creer, así yo lo veo.
¿Dios padre? Aparece el género en ese acto de fe llamado credo… Jesús le llamaba Abba, papito
¿Acaso no puede haber una Diosa Madre? Mas de alguno en sintonía con lo políticamente correcto, exclamará ¡Discriminación de género! Y querrá desmontar la oración. Pero analicemos como la Iglesia católica, compone esto. Primero ella se vuelve la esposa de su fundador… Es la Santa Madre, segundo convierte a María, una joven judía de la casa de David, casada con José, en ese vientre que tiene que ser virgen para albergar a la promesa, el Mesías cantado por los profetas, y sigue siendo virgen después del suceso…
Se habla de los hermanos de Jesús como era lo normal en las familias judías, pero para que continúe siendo virgen, se les atribuyen esos hijos solo a José, viudo, volviendo a Jesús el único hijo de María y es proclamada como dogma de fe, la inmaculada concepción. Se proliferan las apariciones de vírgenes, cada etnia tiene su propia virgen…
Para los indígenas mexicanos que necesitaban ser sometidos al cristianismo, la virgen morena se le aparece un indio de la nobleza mexicana. Cada pueblo comienza a generar su propia virgen; sus apariciones son actos sobrenaturales donde el Sol se encabrita y bailotea, sin producir efectos gravitacionales en la tela del espacio tiempo. En la imaginación popular adquiere una dimensión devocional muy fuerte, se hacen novenarios, procesiones, peregrinaciones para honrar la aparición de su virgen.
Para elevarla a la categoría de semi diosa, asciende al cielo en cuerpo y alma en un proceso similar a la ascensión de Jesús y se sienta al lado del hijo para interceder por el devoto; se establece una práctica donde los fieles juntos rezan el santo rosario, con letanías y jaculatorias, destacando todas las virtudes atribuidas a la madre de Jesús… Los hermanos separados del catolicismo no están de acuerdo con este procedimiento y le llaman idolatría. El acto de elevarla produce separación, critica y resentimiento. Se conoce del sepulcro de la señora en Jerusalén, pero eso no es obstáculo para ascenderla a los cielos imitando a su hijo.
Como anécdota quiero reseñar que en la celebración la fiesta de la ascensión de Jesús a los cielos hace algunos años, y cito de memoria el sermón del oficiante “hay veces el celo místico de los exegetas es muy grande, la gente común tiene la idea de que Jesús el Cristo, ascendió a los cielos en una especie de cohete, pues se perdió en las nubes… Pero no es así, la palabra ascensión, derivada del latín ‘ascendere’ que significa elevar, pero esa elevación es a los altares, honrando el mensaje, elevándolo; eso creó en los feligreses me imagino una gran confusión. El cadáver de Jesús después de la crucifixión nunca fue encontrado, es conocido que después de la resurrección Jesús siempre que se apareció a los discípulos en un cuerpo que ni los mismos discípulos podían reconocer… Era su cuerpo de luz, que aún conservaba las cicatrices de las heridas, era la transustanciación del cuerpo carnal en ese nuevo cuerpo milagroso, milagro que es el tema central de la misa en lo que se conoce como eucaristía, donde el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre del salvador “el pan de vida”.
En Kaballah, el conocimiento místico judío, se habla del árbol de la vida, como el arquetipo del hombre, constituido por diez contenedores o filtros, que se inicia en la corona donde reside la Seidad/Deidad conteniendo todos los arquetipos que existen, existirán o existieron, y serán usados en la creación de los mundos por los que el proceso de la creación pasará, esto se puede ver como el descenso de la Luz a habitar el cuerpo del hombre en la materia; de ahí se filtra la Luz al principio masculino, generador, llamado Sabiduría, que preside el pilar de la misericordia; después esta Luz es filtrada en el contenedor llamado Inteligencia, que preside el pilar de la severidad, femenino, receptor, que generaran el contenedor llamado Belleza o consciencia Cristica.
En otras palabras, hay un Dios Padre/Madre que genera el estado de conciencia superior, que le da al hombre su naturaleza de hijo de ese Dios, que tiene los dos géneros. En la cultura náhuatl de los indios que poblaron Nicaragua existían un Dios padre/madre Tamagastad y Xipaltonalt; sabios nuestros indios, que antes de la conquista tenían más conocimientos de Dios y sus leyes, también conocían del diluvio; que los propios conquistadores avariciosos que lo único que buscaban eran riquezas, y usaron la religión como excusa para la conquista. Está en la historia el dialogo entre un jefe indígena, el cacique Nicarao y el conquistador español Gil Gonzales de Ávila, que se extrañó de la cultura mística de este jefe indígena.
Todo poderoso, estas dos palabras implican que hay un todo en el que reside el poder de la Luz que, por un acto de amor, establece leyes inmutables, emana, crea, forma y le da acción a su creación… Que es mantenida y regida en un orden especial, que usa la economía como principio: ni sobra, ni falta, todo está en la justa medida. Y a la criatura creada a imagen y semejanza de la luz que existió antes, Ain Sof Aur, lo puso como mecanismo evolutivo, lo volvió semidiós, regalándole la muerte para regresar a su origen una vez cumplido su ciclo evolutivo, le dio muchas vidas en la materia para aprender; le imprimió la evolución como ley y como arte para pintar y formar con la consciencia del todo esta bella creación de la cual somos cocreadores.
El acto de crear ¿Acaso un acto de fe?
Creo y Creó…Creación es creencia, creencia es creación
Cuando digo creo, acepto y hago mía esa creación…
Ese nuevo paradigma donde la fe es certeza es virtud y es acción,
La fe es una acción virtuosa, la certeza le da a la fe sustancia…
De la misma forma, que el amor es la sustancia del alma,
Solo amando es que la experimentamos.
El acto de crear es breve, pero sin tiempo…
Cuando pensamos en crearlo, ya fue creado,
En una realidad paralela, más bien recreo aquello que ya es…
La creación es un acto de fe, es aceptar, es confirmar,
Que eres parte de esa unidad, eres uno en el todo,
Eres creación y también creador… Pero tu creación no es tuya,
Te han prestado esa voz para contarla, esa expresión, ese canto,
Esos contrastes de luz y de sombra, que pintas, que formas.
La creación no es más que una creencia…
Que no puede ser negada, tu creación es tu auto afirmación,
Es tu yo manifestando su verdad.
Tu creación interna: es conocimiento, memoria y resonancia…
Eco del cielo. La externa es armonía, es vibración,
Cuando afirmo yo soy acepto que soy creador
Y que he sido creado para ser feliz, para aceptar la luz
difundirla, expandirla…Creo en la luz y creó luz,
No soy mi mente, no soy mi pensamiento,
Soy la consciencia del alma, soy luz en creación,
Recreándome en la luz… Ni tampoco soy mi cuerpo,
Soy vibración habitando un cuerpo
Hecho de luz, de cielo y de tierra, de espíritu y materia…
Por eso cuando creo en ese acto de fe, de aceptar al Creador,
También me creo y me convierto en creador.
Creador del cielo y de la tierra…
A Dios le tomó cinco días crear todo, y en el sexto creó al hombre, después descansó, sostiene el libro sagrado la Biblia; hay que hacer la aclaración que no fueron días terrestres, sino días de Dios. La pregunta que siempre me hago es: ¿Cómo son los días de Dios, como corre el tiempo en la eternidad? Algunas veces cuando me hago la imagen mental de Dios, para mi tiene forma trinitaria siempre, pero no como tres entidades sino como tres atributos, Dios Padre (la luz originaria), el Espíritu Santo (la vida primordial que anima a la creación y sus niveles inferiores de consciencia), el Hijo (el Creador), otra forma de verlo es: La Luz creadora, la Fuerza, La Inteligencia de la belleza, o simplificando esos tres aspectos La luz que existió antes, como algunas veces le llamo; me lo imagino en su isla de esencia/existencia propia. Enfrente de un inmenso ordenador, emanando expresiones numéricas que el ordenador transforma, creando materia esencial, dotada del potencial de ser y existir a la vez…
Como una inmensa matriz de luz concentrándose en inmensas fibras vibrantes, luchando por ser y encontrar la expresión de su conciencia que les hará creación. Y serán micro partículas vibrantes, después elementos, materia, con la conciencia simple del todo, pues Dios no tiene pensamientos limitados como nosotros y su inteligencia nos es incomprensible, y no puede ser contenida en la mente humana. Aunque nos hemos atrevido a crear un Dios a nuestra imagen y nuestra semejanza, como espejo del acto creador descrito en el libro.
El otro día, estaba viendo una serie sobre Stephen Hawkins Universe, ese genio parapléjico que tiene la consciencia evolucionada de los seres de quinta o sexta dimensión, donde afirma “que el universo y su creación debe ser un gran dolor de cabeza para los ateos; para él, solamente hay dos concepciones válidas: una gran ecuación resolviéndose o como la obra de seres inteligentes que viven en otra dimensión.” Interesante punto de vista de una mente brillante, que acepta que los números son el principio; en su libro, libro que recomiendo leer, Una breve historia del tiempo, él lo termina con esta frase y cito literalmente:
“Sin embargo si descubriéramos una teoría completa, llegaría a ser comprensible a grandes líneas para todos, y no solo para unos cuantos científicos. Entonces todos, filósofos, científicos y público en general, seriamos capaces de participar en la discusión de la pregunta de por que existimos nosotros y el universo. Si halláramos la respuesta a esto, sería el triunfo último de la razón humana, ya que entonces comprenderíamos la mente de Dios».
El Sefer Yetzirah, el libro de la Formación afirma: “Yah (Yave) Señor de las huestes, Dios viviente, Rey del Universo, Omnipotente, Todo Benevolencia y Misericordia, Supremo y Exaltado, que es Eterno, Sublime y Santísimo, ordenó (formó) y creó el Universo como treinta dos misteriosos senderos de sabiduría, por medio de tres Sefarin, a saber: i) S’for; ii) Sippur; iii) Safer que son El Uno y el mismo. Los treinta y dos consisten en una década surgida de la nada, y en veintidós letras fundamentales. El dividió las veintidós consonantes en tres apartados: i) Tres madres, letras fundamentales o elementos primarios; ii) Siete consonantes dobles; iii) Doce consonantes simples. La Década surgida de la nada es análoga a los diez dedos de la mano (y de los pies) del cuerpo humano, cinco paralelos a los otros cinco, y en cuyo centro se halla la alianza con el Uno, por la palabra de la lengua y el rito de Abraham.”
Cada una de las letras del alfabeto hebreo tiene un valor numérico, la primera, Aleph, vale 1 y la letra veintidós, Tau, vale 400; la creación es el producto de todas las combinaciones posibles de las 22 letras/números (también conocidos como los caminos del alma, la carta 0del Tarot, llamada el Tonto o el Loco, en el descenso al mundo de la acción). Este mundo de la acción es llamado Malkut o Reino (el universo en su totalidad) simbolizada por la carta 22 del Tarot llamada el mundo.
El número Uno (que simboliza la unidad de la que todo emana) lo primero que hace, o su primer pensamiento creador, si podemos usar esa libertad idiomática, es crear su ausencia conocido ese acto como la restricción de la Luz, el cero, de la unión de este par de contrarios llamada la Monada o Década. Esa década de la que habla el Sefer Yetzirah, es el arquetipo del Adán Kadmon, mencionado en el libro como el primer hombre; donde se reconoce al hombre como el arquetipo del árbol de la vida, que en el misticismo hebreo es fundamental para explicar el concepto de la creación.
La Década es conocida también como el Tetragrámaton también conocido como el sello de Salomón. Pitágoras, iniciado en la escuela de los misterios, gran matemático, enunciador de su famoso teorema, fundamental en la geometría, y que no es más que una expresión simplificada del fundamento de la Geometría sagrada a través de lo que se conoce como pi, el número de Dios, que después Fibonacci popularizó en el siglo XIII; no confundir con el usado en la fórmula del área circulo (A=πr2). Pues bien, volviendo a Pitágoras, él hablaba de la Década también, como la sumatoria de: 1+2+3+4=10.
Diez contenedores de la luz con misión de transformarla y evolucionarla hasta que pueda descender y ser co-creadora de mundos, realidades y cuerpos. No olvidemos que esta chispa divina parte del alma de Dios en forma de consciencia auto reflexiva, de la misma esencia del Padre, tiene un propósito: evolucionar para que el universo evolucione. Somos evolución pura y la naturaleza es el tinglado (a mí me gusta llamarle la esposa de Dios) donde el milagro de la conciencia desciende a habitar el cuerpo, creando el espejo donde la luz podría reflejarse. Esas esferas están agrupadas y organizadas, primero en forma de pilares y triadas, son Diez en el descenso de la consciencia del alma; los tres pilares son Misericordia, Severidad y Justicia. Y en cuatro mundos que para mí son los días de Dios: mundo de la emanación, de la creación, de la formación y de la acción. Este descenso se da a través de 22 senderos o inteligencias, que son como vestuarios del alma para conformar su cuerpo físico que aparecerá al llegar al reino donde las leyes o principios herméticos son los regentes del accionar del hombre. Theilhard du Chardin, ese gran antropólogo jesuita, que la iglesia le impidió publicar su evolucionada teoría antropológica del fenómeno humano, enuncia su famosa ley de Complejidad/Consciencia, un punto de visto atrevido y muy avanzado para su tiempo, y altamente evolucionaria, y está actuando en el hombre, que ha hecho vida de la materia y se hominiza de la vida a través de la consciencia, convirtiéndose en el Alfa del Omega.
Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor…
El nombre Jesucristo es una palabra compuesta de Jesús y Cristo, Jesús o Iesus, es de origen griego diferente y posterior a la que en vida usó Yehoshua o Yeshua como también se le llamaba; el carpintero de Nazaret de la casa de David, que habló con los doctores de la ley, algunos le llamaban rabino, de eso no hay constancia; otros querían que se proclamara el rey de Israel, el discípulo que más insistía en eso era Judas Iscariote de la secta de los Zelotes, que propiciaba la rebelión de Israel contra el poder de ocupación de Roma, representado por Poncio Pilatos.
Las profecías lo anunciaron: 700 años antes de la era cristiana Isaías profetizó que sería de la casa de David, que nacería de una virgen y que se llamaría Enmanuel (Dios contigo). Miqueas, profetizó también, que nacería en Belén Efrata, cercana a Jerusalén, uno de los dos Belén que existía en Israel. La palabra Cristo tiene las siguientes connotaciones para la cristiandad: Mesías (bíblico) salvador y redentor(cristiana).
También tiene la connotación de camino o sendero espiritual que se inicia cuando Jesús es bautizado por Juan el bautista; el bautismo no era una tradición judía, sino que se inicia con un maestro encarnado llamado Moria, que se lo transmite a Juan, como ritual iniciático para recibir la consciencia Cristica. por eso es que Jesús inicia su ministerio después de ese ritual en el Jordán cuando el Jesús de Nazaret recibe la conciencia Cristica del Espíritu Santo, que ha sido simbolizado como una paloma blanca descendiendo del cielo.
En el catolicismo este ritual es practicado en los recién nacidos para romper ese maleficio “del pecado original” conocido como la caída del hombre del estado de gracia del paraíso como consecuencia de la tentación de la serpiente y la desobediencia a comer el fruto prohibido… pero en el misticismo esto tiene otra lectura complemente diferente.
Cuando se habla de Jesús como el único hijo de Dios, cuando la tercera persona de la trinidad encarna en una virgen y nace el hijo de Dios, como hijo del hombre también; es la magia de la unión de la estirpe del cielo con la estirpe de la tierra, el primer hombre Dios o Dios hecho hombre, cumpliéndole una promesa hecha a Abraham y a Moisés, cuando este tiene su encuentro con el Yo soy en el Sinaí.
Cabe destacar que existen otras tradiciones o mitos referentes a vírgenes pariendo hijos de Dioses, Osiris, Krisna, los sumerios y la historia los Annunakis con los hijos de Anu, Enlil (Jehova) y Enki, el ingeniero genético que manipula a ciertos primates para llevarlo al nivel evolutivo de los seres de cuarta dimensión…
Volvamos al aspecto del hijo de Dios, posiblemente es el más difícil de entender cómo es que esa luz benefactora y benevolente, decide ausentarse en una mínima parte de su esencia para permitir las condiciones de vacío y potencial existencia de la obra a crear; pues es imposible explicar el vacío o la nada, en aquello que llamamos Dios… Pero fue un paso necesario para que la creación tomara existencia.
Cuando estudiaba en el colegio a Aristóteles y la lógica silogística (deductiva), esta constaba de dos argumentos y una conclusión, en lo que se conocía como silogismo, después Francis Bacon, ministro de Isabel I, Imperator de la orden Rosacruz, creó la lógica inductiva, la base del método científico, pues este se basa en prueba/error/repetición. Después vino Hegel con su planteamiento de Tesis/Antítesis/Síntesis, el enfrentamiento de los contrarios produce una nueva substancia o concepto sujeto al proceso dialectico.
Pero el que enuncia en la practica ese principio es el Padre, creando el concepto trinitario, o los tres atributos de la luz: El Padre es la esencia y el todo, el Espíritu Santo es la energía expansiva de la consciencia del Padre, y el Hijo, es el atributo creador que usa la energía que emana del Espíritu Santo, la convierte en formas superiores de consciencia, las almas; estas unidades individuales, serán los cocreadores, al transformar la energía del Espíritu, en materia creada, formada y activada.
Esas almas son la tuya lector y la mía, y la de las otras humanidades por múltiples universos existentes. Fuimos la primera creación. Visitemos el Genesis y entenderemos a lo que se refería, cuando se lee “a imagen de Dios los creo, macho y hembra los creo”. Entonces cuando leemos que Jesús de Nazaret fue hijo de Dios e hijo del hombre nos están incluyendo a nosotros pues la misión del hijo fue restablecer la paternidad y la consciencia de los hijos del hombre, suspendida tras la rebelión de Lucifer, y que al derramar su sangre en el Gólgota el convenio de Sangre de Jehová con Abraham y refrendada con Isaac, se terminaba y se extendía a toda la humanidad planetaria, existente y por venir.
En el árbol de la vida, esta consciencia arquetípica se encuentra inmediatamente abajo del contenedor inicial de la luz conocido como el nombre de Corona, donde la Seidad/Deidad, esa esfera que contiene todo lo fue, es y en forma potencial lo que será, y que Platón en su concepto de mundo ideal llamo Hiper Uranio, y que preside el pilar de la justicia, pues esta Consciencia Cristica también conocida como Belleza es receptora de energía arquetípica de la polaridad masculina del Padre llamada Sabiduría, que preside el pilar de la misericordia y la polaridad femenina del Padre (madre) como Inteligencia/Entendimiento que preside el pilar de la severidad.
Silvio J. Morales Fragmento de mi novela en preparacion El regreso de los Dioses.