QUE NO VEA NINGUNA LIMITACIÓN EN MÍ.
1. Permítaseme contemplar al Hijo de Dios hoy y ser un testigo de su gloria. Y que no trate de empeñar la santa luz que mora en él y ver su fuerza menoscabada y reducida a la fragilidad; que no perciba en él las delicias con las deficiencias con las deficiencias con las que ataría su soberanía.
2. Él es Tu Hijo, Padre mío. Y hoy quiero contemplar su ternura en lugar de mis ilusiones. Él es lo que yo soy, y tal como lo vea a él, me veré a mí mismo. Hoy quiero ver verdaderamente, para que en este mismo día pueda por fin identificarme con él.
Fragmento extraído del libro, UN CURSO DE MILAGROS
SEGUNDA PARTE
Lección 250